Eres tú la que te cierras en banda. Siempre. ¡Das pena! Ya está bien de tener las manos frías. ¿Por qué te autoimpones unos lazos que no tienes? ¿Dónde está la libertad de la que te llenas tantas veces la boca?
Simplemente te da miedo. Y el miedo, lejos de ser lo peor que pueda sentir alguien a no ser que lo esclavice, es una buena manera de de afrontar retos y superarlos. De tirar p'alante. Hay que saber ganar una batalla. Saltar muros. Volver a sentirte viva.
No te engañes. Nunca podremos ir lo suficientemente lejos como para dejarnos atrás. Y a partir de aquí, o abandonas, o aprendes a cargar con alegría, en la espalda, el peso de todos tus complejos.
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